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'Historia económica de Andalucía contemporánea' (Antonio Parejo Barranco). Renovador de la historia económica e industrial de Andalucía

(Andrés Sánchez Picón - Andalucía en la Historia)

El pasado 7 de abril fallecía Antonio Parejo Barranco, gran renovador de la historia económica e industrial de Andalucía. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Málaga, este antequerano orgulloso de su tierra elaboró nuevas y minuciosas series estadísticas que le permitieron diseñar una nueva periodización de la historia económica andaluza, rompiendo así con la repetida noción del fracaso/atraso de la industrialización en nuestro territorio. Parejo Barranco demostró que Andalucía mantuvo un nivel de industrialización cercano a la media nacional hasta la década de los años treinta del siglo pasado y que su involución como mera proveedora de materias primas y fuerza de trabajo al resto del país (y otras naciones europeas) fue producto de la política económica del franquismo.

- Nuestro encuentro.

La mala nueva, aunque esperada, me asaltó como un zarpazo. La tarde del domingo 7 de abril de 2013 se me convirtió en mitad de un viaje, en la sala de embarque de un aeropuerto, en un revuelo de mensajes y llamadas. Entre la profesión, entre los historiadores andaluces, y en particular, entre los historiadores económicos españoles, la noticia de la desaparición de Antonio Parejo estaba produciendo una enorme conmoción. Al día siguiente, su funeral, en su Antequera, rodeado de familiares, colegas, amigos y vecinos, pude comprobar, aunque sin causarme ninguna sorpresa, cómo la pesadumbre se había extendido más allá del ámbito académico; en su ciudad, proclamado el luto oficial, se lloraba la pérdida de un vecino ilustre y comprometido.

Mientras tanto, yo trataba de hacer memoria del momento en que conocí a Antonio. No era un viejo amigo de la juventud, sino un compañero de profesión al que conocí a mediados de los noventa, hace menos de veinte años, pero con quien desde entonces compartí proyecto a la par que disfrutaba de su amistad y de su bonhomía. Bueno, en realidad, a Antonio Parejo lo conocía de antes; pero de ese modo habitual en que entramos en contacto unos historiadores con otros; a través de una serie de lecturas que preceden en la mayoría de los casos a la oportunidad del trato personal. Recuerdo ahora una que hoy apenas aparece en los obituarios que han salido a luz en las últimas semanas. En 1984, había publicado en 'Baetica', la revista de la Facultad de Filosofía y Letras de Málaga, un artículo titulado 'Protocolos notariales e historia industrial', que resultaba de extraordinaria utilidad para quien, como yo, se adentraba en esos años en su proyecto de tesis doctoral. En este modesto trabajo de juventud ya se manifestaban dos compromisos fundamentales en el quehacer investigador de Antonio Parejo: su vocación hacia el trabajo en archivos y en particular con una documentación tan prolija como la notarial, y su interés por la historia industrial, para ampliar nuestro conocimiento sobre el pasado manufacturero de Andalucía.

Mi encuentro personal con Antonio Parejo tiempo después coincidió con un momento de especial efervescencia intelectual. La verdad es que no he visto decaer su actividad académica en ningún momento y siempre he admirado su espectacular capacidad de trabajo; pero en aquel momento, a mitad de la década de 1990, Antonio Parejo estaba embarcado en presentar la investigación que supondría una profunda revisión de la interpretación predominante sobre el pasado industrial de Andalucía. Al mismo tiempo, estaba a punto de trasladar su actividad docente e investigadora desde su puesto como profesor titular de Historia Contemporánea al de catedrático de Historia Económica. De Letras a Económicas, dentro de la universidad malagueña, Antonio Parejo se ubicaba finalmente desde 1998 en lo que podríamos denominar un ecosistema más coherente con su especialización. Desde entonces, su producción científica, ya nutrida antes de ese cambio, se incrementaría exponencialmente hasta quedar truncada dramáticamente hace unos meses, en plena y vigorosa fecundidad.

- Legado científico.

Hace dieciséis años, en 1998, Antonio Parejo había publicado 'La producción industrial de Andalucía, 1830-1935' y con ese trabajo inició, tras una impresionante tarea de reconstrucción de las principales magnitudes económicas de Andalucía y de la aplicación de la metodología de los índices de producción industrial, una profunda revisión de nuestros conocimientos y nuestra interpretación de la historia económica de la región. Desde entonces, Antonio Parejo estuvo protagonizando o sosteniendo la mayor parte de las iniciativas que en la última década han hecho avanzar la especialidad entera. En concreto, cabe reseñar su papel como uno de los coordinadores de las 'Estadísticas Históricas de Andalucía' que en la primera década del siglo XXI ha acogido el Instituto de Estadística de Andalucía y que ha permitido a los estudiosos de la economía regional tener a su disposición una extraordinaria batería de estadísticas del siglo XX que la misma Junta de Andalucía asume como propias.

Hace treinta y tantos años, en plena eclosión de la reivindicación autonómica, en el discurso político se había integrado una visión del atraso o el subdesarrollo andaluz, que tenía raíces en el reformismo de comienzos del siglo XX, y que combinaba a pates iguales el expolio de los poderosos de dentro y de fuera (el egoísmo de la clase dirigente y la colonización económica de algunos de los principales recursos del país) con una interpretación un tanto conspirativa, por la que sería la actuación de los gobiernos españoles la que favoreció el desarrollo industrial de las regiones del norte en detrimento de las del sur. En Andalucía, en resumen, la falta de apoyo y la colusión irían agotando el esperanzador arranque industrializados de la tercera y cuarta décadas del XIX. Frente a una interpretación sostenida por una inercia poderosa, la producción historiográfica de Parejo ha contribuido en los últimos tiempos de manera decisiva a situar en sus justos términos los argumentos "victimistas". En primer lugar, a partir de una primorosa reconstrucción de las series estadísticas sobre la que desarrollar una propuesta renovada de periodización de la historia económica andaluza. En segundo lugar, por el despliegue de un marco interpretativo que sitúa siempre el desarrollo regional en un contexto más general, tanto español como europeo, al tiempo que realiza eficaces comparaciones de la evolución del ritmo de crecimiento y de los cambios estructurales con los de las zonas más adelantadas del país.

En su 'Historia Económica de Andalucía Contemporánea', publicado en 2009, Parejo resume su interpretación de la historia andaluza en tres partes: (1) el siglo XIX con la implantación de la economía liberal; (2) el impulso modernizador y el viraje hacia el atraso (1891-1959); y (3) la gran transformación desde 1960 al arranque del siglo XXI. Esta organización supone una profunda revisión de la división cronológica hasta ahora predominante en la historiografía regional. Subraya la intensidad de las transformaciones en el siglo XX en relación con la escasa intensidad de los cambios acaecidos en la centuria anterior, y el progreso muy reciente de la convergencia, frente a la trayectoria divergente apuntada desde las primeras estimaciones del PIB por habitante a mediados del siglo XIX.

Parejo enmarcó el proceso dentro de las tras grandes fases de la industrialización contemporánea (primera, segunda y tercera revolución tecnológica), y valoró la especialización industrial que se impone desde finales del siglo XIX en ramas vinculadas a la dotación de recursos naturales (industria agroalimentaria, fundamentalmente), con una geografía muy diferente y una cronología más tardía que la de los fogonazos industriales (siderúrgicos, químicos o textiles), primordialmente malagueños, de la primera mitad del siglo XIX.

- Producción académica.

Aunque todos lamentamos su temprana pérdida, Antonio Parejo tuvo tiempo de ser reconocido como uno de los mejores historiadores económicos españoles.

Al margen de su actividad docente en Málaga, Antonio Parejo había sido Jean Monnet del Instituto Universitario Europeo (Florencia) y profesor en la Universidad de Rutgers (N. Jersey). Desde hace años codirigía una de las revistas punteras en la historia económica española y europea, la 'Revista de Historia Industrial', que fundara en 1992 en la Universidad de Barcelona nuestro común maestro Jordi Nadal.

Docenas de monografías y artículos que no pueden recogerse en estas páginas, han hecho avanzar como pocos en nuestro conocimiento de la historia económica andaluza (véase una relación casi completa de sus libros en http://www.aehe.net/2013/04/recuerdo-antonio-parejo.pdf).

Además, Antonio Parejo ha sido autor o coautor de algunas de las obras generales sobre historia económica de España publicadas en los últimos años. El colectivo de historiadores económicos le renovó varias veces su confianza y fue miembro electo del consejo de la Asociación Española de Historia Económica desde 2005 a 2011.

- Antequerano.

Quedaría incompleta esta semblanza sin aludir a su activismo antequerano. Más allá de su compromiso universitario y académico, Antonio Parejo fue el motor de un conjunto amplio de iniciativas culturales en su ciudad. La sana pulsión del erudito local se proyectaba en su caso adornada por la alta calidad de su formación y su fina curiosidad. La ciudad de Antequera ha perdido a un cronista oficial de lujo, a la vez que a un decisivo impulso de su espectacular archivo municipal y de la 'Revista de Estudios Antequeranos'. Sus publicaciones sobre historia antequerana, sus ¡Memorias de la Ciudad de Dios', donde, por si no era ya bastante, desplegó su enorme talento literario ("No he pretendido escribir, sin embargo, nada parecido a una novela histórica, sino una especia de historia novelada, a caballo entre la erudición y el oficio científico", se justifica en 2006 al publicarla), quedan tempranamente interrumpidas.

Su última iniciativa, la reorganización de la dieciochesca Academia de Nobles Artes de Antequera, de la que fue vicepresidente (bajo la presidencia de otro antequerano ilustre, José Antonio Muñoz Rojas), y presidente desde 2009, ha sufrido un gran golpe. Un empujón brutal que compartimos y que aturde todavía a los que fuimos sus amigos. Porque esto es lo que más nos duele. Muy por encima del enorme vacío que deja en la historia económica de Andalucía.

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